WENDY GUERRA QUIERE LA PAZ

"¡Vive y deja vivir!" es el colofón de el último post de Wendy Guerra, en su blog Habáname. Un texto superficial (nada extraño) y lleno de afirmaciones obvias que mueven darle la razón cuando afirma que muchos cubanos estamos “ocupados” en perder el tiempo. Se recrea en una descripción, en que dibuja con trazos de colegial la baldía existencia del hombre común en la Cuba actual, para llegar a la triste y novedosa conclusión de que viven “horas perdidas sin hallar solución”.
"¡Vive y deja vivir!", pareciera ser la formula universal que ofrece un paliativo a sus preocupaciones existenciales. W.G. nos revela la frase que pudiera hacer que la realidad dejase de ser ese infierno en que naufragan los sueños de millones de personas. “Ábrete Sésamo” habanero, que borrará los bajos instintos y saneará el alma de ese que “delata y denigra al vecino que trabaja todo el día a cambio de casi nada”, que convertirá en un dechado de virtudes cívicas, a ese “que desencanta tu vida y lanza el "enemigo rumor" que podría llevarte hasta el encierro".
Agradece a “la promiscuidad feliz y adolescente de la escuela al campo, las becas y las movilizaciones", su conocimiento de “la vida, el cuerpo, el pasado y los secretos de todos” y la emprende contra “el paralítico mental de turno” que “le irrespeta el espacio con palabras sucias, calumnias y enredos” a los que “le roban horas al sueño y construyen blogs que hablan de la política, la vida, la cultura y el arte en Cuba". Sus cuadriculados razonamientos no resisten siquiera la burla. Están sostenidos por un andamiaje tan endeble que lejos de mirar qué les hace tambalearse, impulsa a buscar qué les sostiene.
“¿De dónde saca el tiempo este cubano?", se pregunta. No se da cuenta esta chica, que ese cubano está trabajando, y que los que “construyen blogs que hablan” de cualquier cosa y ella misma, que no acabamos de entender de qué habla, son su contenido de trabajo. No se da cuenta que no descansan y que sus “palabras sucias, calumnias y enredos” son el indicador de cuanta preocupación les provoca, en qué usamos el tiempo los que no tenemos trabajo ni patrón, allá o acá.
"¡Vive y deja vivir!", se repite con entusiasmo mentalmente y desembarca con infantil sutileza en la playa de sus verdaderas (pre)ocupaciones: las preguntas incómodas o fuera de lugar que recibe cuando es “invitada a eventos” fuera de Cuba, desde luego. Pero, de algún modo hay que reconocer que no son del todo injustificadas: "Es que con los cubanos nunca se sabe, son tan difíciles de reunir...".
A W.G. le inquietan “los rumores”, “la suspicacia y la sospecha sobre el éxito ajeno”, “la intromisión, la desmemoria”, “estigmatizar a otro por lo mismo que una vez hicimos, el resentimiento, juzgar a priori; confundir patria con gobierno, confundir amigos con enemigos, anular el orgullo por el origen”; en fin, que la chica no soporta este infierno, este jarabe de iniquidad e involución humana “tan frecuente como doloroso".
"¡Vive y deja vivir!", se repite como un mantra, y esta noche podrá dormir. Ha descubierto la pócima que abrirá las puertas del paraíso al, desheredado de dios, pueblo de Cuba. Alguno de esos asalariados de la web podrá decir que su solución tiene un trasfondo cínico, pero no hay que hacerle caso. El cobrará por eso, hasta que descubra que también puede vivir en PAZ consigo, como Wendy GUERRA.