PASEO DOMINICAL (por el boulevar de la blogosfera)

Como casi todos los días recorro, aún sin desayunar, la calle de los comercios. Entro apurado, uno tras otro, en los negocios para ver en cual encuentro alguna maravilla que devorar al empezar el día. Algunos son negocios viejos, “ya establecidos”, con amplias vidrieras iluminadas, con vocación de “santuarios” o de “visita obligada”.

Entro al primero de estos: penúltimos días, así en “minúsculas”, y desde que comienzas a leer aprecias que tiene aspiraciones “mayúsculas”. Esto no ha imposibilitado que sea uno de los sitios más sólidos y actualizados sobre temas cubanos. E.H.B, “El Editor”, (como se hace llamar modestamente) se ha rodeado de lo mejor de la intelectualidad cubana, creando un clima tolerante y respetuoso, que hace a muchos seguir colaborando a pesar de tener sus propios espacios. En este sitio he desayunado muchas veces “suculentos bocados”, pero hoy prefiero seguir de largo. El pastelito de hoy: "Quejas, sugerencias… y donaciones", es insolente y amargo, destila frustración y reclamo infundado. La humildad que ha derrochado amasando, durante largas horas, el pan que todos hemos comido con agrado muchas veces, no le alcanzó para pedir el apoyo que nadie le adeuda. Volveré mañana, seguro de que la oferta de la vidriera me hará sentarme.

En la puerta siguiente: tumiamiblog, también en “minúsculas”. Es un establecimiento que visitamos diariamente, y si no degustamos algo, nos enteramos de donde se puede comer bien en el pueblo. Tiene también una larga lista de colaboradores, la mayoría, en este caso, “fantasmas” que sólo salen en su “noche de brujas”, es decir cuando los anima un interés personal. En tanto A.T. y algunos selectos cómplices sostienen el sitio con decencia. Sin ánimos subalternos, hemos dicho ya, y repetimos que tumiami, en lugar de una cartelera con puntuales argumentaciones complacientes y crónicas localistas, podría convertirse en un cuaderno de bitácora, consulta ineludible de la cultura en Miami.

En la acera del frente recién acaban de abrir un local, que parece nuevo, pero no lo es. La Finca de Sosa, que así se nombra, se encontraba en las afueras y era eso: un lugar al fresco, donde caminar por la hierba y sentarse debajo de un árbol a degustar alguna fruta y los retruécanos de su dueño, el guajiro poeta (que no “poeta guajiro”) M.S. Acá, en este contexto urbano, las cosas no se sienten igual de naturales. El dueño sigue ofreciendo lo mejor de su cosecha pero esta guayaba metafísica me hace añorar nuestras polémicas, sentados sobre los maderos de la talanquera.

Paso frente a la puerta de Los Miquis de Miami, que están cerrados desde junio, cuando uno de los tres dueños cambió la cerradura y dejó a sus socios fuera. Es una lástima porque se comía bien allí.

Estancia Cubana, con sus capitulares sin escrúpulos, es uno de esos comercios en que no se ven las paredes. La mercancía está expuesta en todos los espacios posibles, es variada, y se exhibe de forma ordenada y atractiva. Este negocio ha tenido tiempos mejores, pero C.L.D., el propietario, pasa por un periodo de decepción o abulia que se ha hecho sentir. Sin el esplendor de antes, aún se pueden encontrar dulces excelentes. No he podido dejar de probar este que se exhibía en una vidriera bajo un discreto Anuncio rojo.

Llego a la esquina, con vidrieras en ambas calles (América y Europa) está EL TONO DE LA VOZ, así, en mayúsculas. Este es un establecimiento chapado a la antigua. Con la corrección y la seriedad de los antiguos negocios, no resulta para nada conservador o retrogrado. Es un lugar bien abastecido, pulcro y claro, en que se puede encontrar con seguridad lo que usted busca. Se parece a su dueño, J.F., que no suele hacer aspavientos o publicidad, y trabaja duro esperando que sus clientes sepan reconocerlo.

En la esquina opuesta está el negocio de su amigo J.A.: Emanaciones. Es el típico ejemplo de un negocio venido a menos. Conserva un tímido enlace de lo que un día fue, para los curiosos. Actualmente tiene la imagen de una casa de citas, un fumadero de opio o una tienda de vídeos XXX y libros eróticos. Nada de eso. Este negocio vende fluidos, fluidos corporales humanos: bilis, saliva, semen sangre, pus, etc.; la mayoría de las veces de su dueño. Ya no entro.

Con el calor asfixiante he perdido el apetito, pero la sed me hacen entrar en el café de E.G (nuestro colaborador, Johnny Cricket): Ernesto's Page. En este lugar puedes tomar un refrigerio (nada de alcohol) leyendo a T. S. Elliot o a William Blake (si eres bilingüe) en un ambiente que destaca por su decorado sobrio y que reserva los sitios mejores a dos enormes retratos: uno de Ronald Reagan y el otro de Jesse Helms.

Es hora de regresar a casa y camino despacio, mirando los anuncios: La Reina de la Noche es un sitio exquisito, lo visito con frecuencia. Su dueña I.W., una refinada cortesana de los tiempos del imperio, reencarnada en cubana itinerante, conversadora y amistosa, te recibe "en puntas" y te invita a un buen vino francés mientras relata las peripecias de su viaje a Santa Helena. Parque del Ajedrez de O.A., abre sólo los martes, es un sitio agradable en que se tratan los temas de Cuba con inteligencia y desenfado.

Se hace tarde, continúo rápido frente a muchos negocios que visitaría con calma si pudiera: Los lirios del Jardín, de R.L.R.,en que se habla de pintura y se puede uno informar de lo que pasa en arte en el pueblo. Lápiz y nube de E.M.C. donde también se habla de arte y literatura y El Imparcial Digital, de Eufrates del Valle, que disfruto especialmente cuando el Arquitecto Cheo Malanga nos deleita desapolillando archivos.

Demasiados sitios (590 según Al Godar) para ver en un sólo día. Muchos sitios que se parecen cada vez más a sus dueños y como ellos tienen momentos luminosos y otros oscuros: Efory Atocha de Chago, disperso y encrespado. Cuba al pairo, de W.N., turístico, hedonista y comprometido con la causa de Cuba. El enrisco, del prestidigitador homónimo, descuidada y polvorienta sucursal de Encuentro en la Red, últimamente. Emilio Ichikawa, del filosofo cubano/ponja, “un sólido y elegante tres columnas de fondo blanco y numerosas casillas, al estilo de revistas y diarios”, por lo que agrada a Camilo López Darias. A mi se me antoja impersonal y distante por los mismos motivos. La Primera Palabra, de H.H., manierista y ochentero. EL ABICÚ LIBERAL de Pomar y Kubalgie, demasiado descuidado para mi gusto, pero muy actualizado siempre. Fernandina de Jagua, de D.F., que he conocido hace poco; en fin. Ha sido un largo paseo. Volveré otro día con tiempo. Anochece.