Nota: Este post contiene lenguaje e imágenes que pueden ser lesivos para la sensibilidad de alguien no familiarizado con la fisiología o la anatomía humana. De considerarse usted entre esas personas, abstenerse de leerlo o de picar sobre la foto o en los letreros en rojo. Los editores no se hacen responsables de daños psicológicos o consecuencias emocionales devenidos de no observar lo expresado en esta nota.
El pensamiento (y la estética, si tiene una) de Juan Abreu es una maza informe de carne, huesos astillados y fluidos; fluidos humanos (suyos imaginamos) mesclados. Me refiero a su pensamiento, repito. Escribe mojando la pluma en un tintero que a veces pareciera contener pus, otras veces semen o saliva, otras veces sangre y las más de las veces, hiel (o bilis, para decirlo mas técnicamente). Acá tenemos unos ejemplos (de un sólo post, no hay que esforzarse mucho) para sustentar esta teoría.
Mojando la pluma en sangre, escribe: “Ahora se habla mucho del embargo. Yo estoy a favor de levantar el embargo. También estoy a favor de matar a los Castro. Si levantan el embargo tal vez se facilite la tarea.”
A veces deja de escribir y decide pintar. Usa sus heces, que acumula con dedicación: “Si los islopavorosos no matan a esas dos alimañas el grado de envilecimiento histórico del país alcanzará tales cotas que ya nada podrá salvarse. Se necesitarán al menos cien años de libertad para que regresen a la isla niveles de decencia compatibles con la existencia humana.”
Vuelve al escritorio. Moja la pluma, ahora en pus, y continua: “La política norteamericana hacia la isla pavorosa ha sido estúpida y racista. La historia de las relaciones entre las víctimas de la dictadura y el gobierno norteamericano es una historia de traiciones y canalladas.”
Cargando la pluma ahora en el verde fluir de sus secreciones biliares escribe: “A pesar de ello, los cubanos tienen una primitiva propensión a mirar el mundo a través del ojo del culo de los norteamericanos. Padecen de un incurable complejo de inferioridad.”
Se masturba concienzudamente, y continúa, usando su semen: “Me atrevería a decir que hasta el mismísimo Montón de Mierda en Jefe lo único que ha anhelado secretamente toda su vida es ser entollado por un gringo enorme.”
Está un poco agotado. Lee un rato PD para relajarse y vuelve de nuevo a mojar, esta vez un pincel grueso, es su saliva que brota, acto reflejo, y escribe en la pared: “Los cubanos, a lo largo de medio siglo, hemos deseado secretamente una invasión norteamericana.”
Su ecléctico pensamiento rezuma otros fluidos, o mesclas de ellos, que nuestros elementales conocimientos de fisiología no alcanzan a deslindar. Creemos que usa una mezcla homogénea de todos ellos, a partes iguales, pues no imaginamos otro pigmento que pueda servir para expresar por escrito su vocación negadora, trágica, determinista, desesperanzada, huérfana de goce (disfrazado de disfrute) y de un oscurantismo medieval que recuerda un "túnel del terror" de un pobre circo provinciano.
6 comentarios:
Flojito, Heriberto. Como que te quedas en la superficie. El personaje da para mucho mas.
Por favor, ¿podrías escribir meZcla con Z? No terminé de leer el post.
Como un Enfant Terrible es fiel seguidor de un foro convencional de derecha posfranquista? Mas le valiera leer SuperWomanYMas.
Con esa pinga corta y fea, la anda ensennando. Voy a tener que andar desnudo.
La pinga de Juan Abreu, es a su cara como a lo que escribe, insignificante y fea.
pinga fea? esa pinga en los 70 cuando se despertaba se montaba en casi 12 pulgadas. era la sensación del reparto poey.
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