martes, 4 de noviembre de 2008

VOTO DE CASTIGO

Hoy tuve que ir a votar solo, mi amiga se aferró a la almohada y con una sonrisa que conozco bien me dijo: “cuando dos se quieren, con uno que vote basta". Ante la contundencia, sino política o cívica, al menos sentimental de este argumento y con el colchón (no hago más que pensar en regresar a la cama junto a ella) de dudas que han ido formando mis encontradas emociones, en esta, mi primera participación en un proceso electoral en libertad, me dirigí hacia el sitio donde habría de votar. Ha sido una larga campaña, que nos ha parecido interminable, sobre todo por esta sensación de parálisis.
El país, paralizados ya por la crisis económica y por las estrategias obstaculizadoras o dilatorias de un congreso de mayoría demócrata, que dorando la esperanza de hacerse de la Casa Blanca, ha optado por hacer parecer al gobierno republicano todo lo inepto e indolente que fuese posible (como si hubiese realmente una forma que lo fuese más) se debate en el proceso electoral más brutal y caro de su historia. Ambos partidos, para colmo de males y en el colmo de la ceguera, escogieron las peores opciones que encontraron en el abanico de posibilidades que les ofrecían sus respectivas nóminas.
Los republicanos llevaron a la contienda el único candidato que no tenía posibilidad alguna de enfrentarse con éxito al peor de los candidatos demócratas. Un hombre sin simpatías en las bases republicanas, dubitativo, endeble intelectualmente y sin el respaldo de los ideólogos conservadores del partido. Un hombre viejo, con una imagen poco atractiva, distante del ideal de un político tradicional americano y que no tiene un anclaje real, ni siguiera en los sectores militares de los que proviene y en los cuales obtuvo los méritos que ostenta. Un hombre que, a pesar de su larga permanencia en la política activa, no ha logrado compromisos trascendentes o solidificado liderazgos apreciables en su partido.
Por su parte, los demócratas, cada vez más desestructurados (en parte, gracias a la política personalista de los Clinton) como partido, han puesto en riesgo su posibilidad de tomar el poder, en la contienda electoral más fácil que han tenido en los últimos cincuenta años. Bastaba escoger un candidato joven, moderado, que mantuviese un discurso claro en los tres temas fundamentales (economía interna, seguridad nacional y política de inmigración) y la desaprobación del gobierno en funciones los habría llevado de la mano a la Casa Blanca. Pero no. Optaron por un candidato que es la expresión total del riesgo político: negro (en primer lugar y dudarlo es ser un hipócrita), dúctil a las presiones de los grupos mas radicales del partido, con muchas aristas, que a pesar de ser poco sustanciales como su nombre (Barack Hussein Obama) y sus relaciones personales, son explotables en una campaña y susceptibles de dejar huellas en la memoria colectiva. Un candidato con el cual, una pelea “de león a mono” (donde ellos eran el león, no confundir) se les podría hacer más pareja, y perderla en el primer resbalón, ya fuera este “a la entrada o a la salida”.
En fin, que muchas veces miré a ambos lados y, pobre e inexperto votante, deseé una tercera opción. Había oído hablar en algunos medios, muy de pasada y en tono de burla siempre, de un tal Ralph Nader, que siempre se postula como independiente y pensé que le haría bien a la democracia americana romper este bipartidismo encartonado que te obliga a tomar Pepsi Cola, si no deseas Coca Cola, aunque la Pepsi tampoco te guste. Y cual no seria mi sorpresa, al pararme delante de la boleta: resulta que, aunque los medios sólo promocionen y anuncien Coca Cola y Pepsi Cola, que pueden ser los más importantes, los más consumidos, o los más populares refrescos, no son los únicos. Existen otros muchos refrescos que bien pudieran calmar la sed de un tipo como yo. Veamos:


Partido Demócrata: Barack Obama / Joe Biden
Partido Republicano:
John McCain / Sarah Palin
Independientes:
Ralph Nader / Matt Gonzalez
Partido Libertario:
Bob Barr / Wayne Allyn Root
Partido de la Constitución: Chuck Baldwin / Darrell Castle
Partido Verde: Cynthia McKinney / Rosa Clemente
Partido Independiente: Alan Keyes / Brian Rohrbough
Partido Boston Tea: Charles Jay / Thomas L. Knapp

Partido de la Prohibición: Gene Amondson / Leroy Pletten
Partido de la Reforma de los Estados Unidos: Ted Weill /Frank McEnulty
Partido Socialista de los Estados Unidos: Brian Moore / Stewart Alexander
Partido Socialista de los Trabajadores: Róger Calero / Alyson Kennedy
Partido por el Socialismo y la Liberación:
Gloria La Riva / Eugene Puryear

Es cierto que los nombres de los partidos atemorizan más que los florilegios socializantes de Obama y las castrantes y rígidas posturas antiabortistas de la Palin, pero también conviene reflexionar. Ya le dejamos a los medios que escojan las bebidas que debemos beber, la ropa que nos pondremos, las mujeres o los hombres que han de gustarnos y desearemos, el carro que manejaremos:

¿Debemos dejarles también que escojan por nosotros entre quienes escogeremos al hombre que será el presidente de este país?

¿Es su papel decirnos entre quienes debemos escoger a nuestros lideres o escamotearnos la información para que sigamos como un tren sobre dos únicos rieles que casi siempre llevan al mismo sitio?

Yo, hoy me sentí manipulado, y decidí tomar MATERVA.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Si te sientes indeciso te doy un metodo,espera a que Fidel se pronuncie y diga quien le cae bien y entonces tu votas por el otro.
S Lastres.

william Rios dijo...

EXCELENTE!!!! ESTOY EN ESE MISMO SENTIDO Y ME PASO LO MISMO ..ESTAMOS JODIOS

Anónimo dijo...

Haacía tiempo que no leía algo tan bien hilvanado.
Con tu permiso voy a copiar y pegar tu escrito en un email y se lo voy a enviar a varios amigos.
Saludos anónimos

Anónimo dijo...

por mucho que intentes disfrazarte todos sabemos que eres comuñanga, HP

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

Hola tiro,
Creo que el viernes pasado hablamos exactamente 'esto',
Coincido que los norteamericanos necesitamos más opciones como votantes. Durante la última década los partidos políticos tradicionales no han evolucionado con la misma rapidez que la sociedad. El elector suele estar
ahora más interesado en los temas que en los valores morales y ese triunfo del relativismo político es también una muestra de lo que sucedió ayer en las urnas.
Te adjunto como te dije entonces, la lucha de coke and pepsi y por favor tiro, déjame un buchito de materva que esa a mí también me gusta:

Elecciones Presidenciales. El día de Coke & Pepsi.

Saludos, tony.

TIROFIJO dijo...

Tony, asere, la Materva y otros refrescos siempre han estado ahí. Sólo hay que no ser un cordero de la manipulación mediática. Creo que me confunde usted con “alguien”, pero no me extraña. No somos pocos los que desconfiamos de las “marcas hegemónicas” y hemos decidido que tenemos el derecho de salirnos del (doble) carril, si así lo estimamos. No hay mucha diferencia entre que te impongan una opción única, a que aplasten mediante una maquinaria publicitaria brutal la multiplicidad de opciones, para dar la impresión de que existen sólo dos, privilegiando un bipartidismo encartonado y retrógrado, nada representativo de la sociedad americana. La gran mayoría de los ciudadanos americanos no podría decir el nombre de alguno de los candidatos que figuraban en la boleta, fuera de los candidatos de los partidos tradicionales. El caso es que mis compromisos con una u otra fuerza política siempre han sido “relativos”; detesto las militancias que suelen ser una expresión de ausencia de discernimiento racional. Pues si, creo que tendré que invitarlo a una Materva.